“No nos olviden, acá seguimos presentes”

Abril 21 de 2022

Director Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud

En 1945 Alexander Fleming, descubridor de la penicilina, señaló que “el público la demandará (la penicilina) …entonces se iniciará una era…de abusos. Los microbios son educados para resistir la penicilina y se genera una gran cantidad de organismos resistentes que pueden transmitirse a otros individuos y quizás de allí a otros, hasta que lleguen a alguien que contrae una septicemia o una neumonía que la penicilina no puede salvar. En tal caso, la persona irreflexiva que juega con el tratamiento con penicilina es moralmente responsable de la muerte del hombre que finalmente sucumbe a la infección por el organismo resistente. Espero que el mal se pueda evitar”[1].

Pero no se pudo evitar. Fleming tuvo la visión y acertó. Hoy vivimos en el mundo un embate preocupante y creciente de resistencia microbiana que está mediado por el mal uso o el abuso de los antibióticos, a lo que se agrega la drástica disminución de nuevos descubrimientos de medicamentos para superar esa reacción de las bacterias. Las razones adicionales para que esto suceda tienen que ver con la disminución severa en la investigación científica sobre la materia y barreras jurídicas que se presentan.

La morbilidad y la mortalidad por enfermedades infecciosas disminuyeron sustancialmente en las últimas cinco décadas debido a los medicamentos antimicrobianos, a la higiene y la educación sanitaria, y al mejoramiento de las condiciones socioeconómicas de las personas. Sin embargo, la pandemia por el Covid-19, y otras epidemias virales que ya se han presentado, junto a este creciente aumento de la resistencia bacteriana, están arrastrando a la humanidad a un giro muy significativo en la salud pública, en el cual las enfermedades infecciosas parecen decirnos: “no nos olviden, acá seguimos presentes”.

Como ya lo hemos mencionado en otros escritos, la pandemia parece evolucionar más pronto que tarde hacia una endemia. Todavía no, y debemos insistir en ello; pero, dentro de este contexto que mencionamos, también debemos resaltar que las sociedades en general y los sistemas de salud en particular, necesitamos prepararnos más y mejor para mitigar ese riesgo progresivo que representan las enfermedades infecciosas emergentes y reemergentes en el mundo.

La experiencia de esta pandemia nos evidenció las diferentes tareas que en salud pública debemos acometer para que nuestro sistema de salud se encuentre mejor preparado cuando llegue la próxima. Desde este Centro de Pensamiento se han hecho propuestas, muchas coincidentes con las que provienen de organizaciones especializadas, de organismos multilaterales y del propio Ministerio de Salud, claro está. La expectativa se halla en la manera como quedarán plasmadas en el futuro Plan decenal de Salud Pública.

Además, el autocuidado demostró ser una herramienta esencial para la preservación y el cuidado de la salud. Esto no lo podemos olvidar y debemos insistir en ello. Aunque los casos y la mortalidad han continuado en un descenso muy estimulante para la nueva normalidad en el país, la realidad es que la pandemia terminará el día en que la OMS lo señale. Mientras tanto las medidas adoptadas por el Ministerio siguen vigentes. Pero más allá de ello, han sido un aprendizaje para todos nosotros, los ciudadanos, sobre la forma que deberemos proceder ante los picos respiratorios por infecciones virales que se presentan y continuarán presentándose en estas temporadas invernales.

De otra parte, nuestro sistema de salud requiere fortalecer una serie de acciones más específicas para manejar el riesgo de la resistencia bacteriana a los antibióticos. Hace varios años, desde la Universidad de John Hopkins se propusieron unas que se pueden adoptar o complementar las que se han establecido en el país:

Establecer una base de datos nacional para el uso y la resistencia de los antibióticos, comparable a la que utilizan en la Unión Europea. Reducir a cero la compra indiscriminada y no formulada de antibióticos, y promover agresivamente el control de su uso. Incrementar el control hospitalario para prevenir las infecciones nosocomiales. Restringir la utilización de estos medicamentos en el sector agropecuario. Estimular la investigación y el desarrollo de antibióticos mediante alianzas público-privadas.

Sería pertinente que se tuvieran en cuenta en nuestro futuro Plan Decenal de Salud Pública.

 

[1] Fleming A. Penicillin´s Finder assays its future. New York Times 1945