La foto y la película (4)
Director Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud
Con el talento humano para la salud ha ocurrido una situación semejante a la que mencionamos sobre la oferta hospitalaria: no ha existido un desarrollo nacional integral que responda a las necesidades del sistema; otro faltante que data de tiempos pretéritos a la reforma de 1993.
En los inicios de la década de los 70´s, Guillermo Fergusson, quien fuera decano de medicina de la Universidad Nacional decía que “la educación médica colombiana sigue siendo un medio de autoperpetuación y no de cambio. Nuestras escuelas médicas, unas más, otras menos, son: elitistas, costosas, con programas muy largos e inauténticos”. Según él se formaba a los profesionales de la salud con una mentalidad individualista, clasista, urbana, “farmacodependiente” y conservadora, y señalaba que “todo el encanto lucrativo de la medicina liberal absorbe al médico y lo limita en su papel social”.
El entorno lo condicionaba y el profesional de salud egresado de la universidad entonces no tenía muchas opciones laborales. El escenario estaba acaparado por colegas mayores que en muchos casos poseían contratos de tiempo completo en varias entidades de la seguridad social y además atendían en su clínica o su consultorio privado. Con suerte, lograba un puesto en un hospital público y realizaba consulta en un dispensario regentado por monjitas, quienes servían de caridad a la población vulnerable. Si partía a la provincia le podía ir mejor, pero limitaba su acceso a la especialización que anhelaba para ampliar el horizonte laboral en la práctica particular y/o en la seguridad social. Si alcanzaba esta, establecía su consultorio con la esperanza de crecer en ese mercado privado que consumía el 57 por ciento del gasto total en salud y atendía tan solo al 17 por ciento de la población. No eran pocos aquellos que se mantenían desempleados y debían recurrir a otras labores y oficios.
La normatividad buscaba desarrollar el talento humano. En 1975, el Sistema Nacional de Salud instauró el subsistema de personal. En 1977, se creó el Consejo Nacional de Formación de Recurso Humanos para la Salud. En 1992, se estableció el Consejo para el Desarrollo de los Recursos Humanos en Salud que se situó como organismo coordinador entre los Ministerios de Salud, Educación y Trabajo.
El progreso pleno de esas intenciones normativas no se dio, entre otras razones por la fragmentación en subsistemas que focalizó las decisiones en el subsistema público mientras que el de seguridad social, y en especial el del subsector privado, no fueron involucrados decididamente. También, porque la visión que existía estaba limitada al manejo de personal y no al desarrollo profesional del talento humano. El diálogo entre la salud y la educación era formal pero no estratégico. El recurso humano era insuficiente: los médicos apenas superaban la cifra de 1 por mil habitantes y en el caso de los profesionales de enfermería se situaba en 0,4 por mil. Los estándares internacionales planteaban al menos el doble para los primeros y más del cuádruple para los segundos.
La Ley 100 de 1993 no tuvo en cuenta estudios sobre recursos humanos en el sector y se limitó a ordenar los convenios docencia-servicio para las situaciones en las cuales la institución educativa no tuviera campos de práctica propios. Tampoco se encargó de definir un modelo de atención sobre la base del talento humano y por tanto no orientó al sector educativo en la formación de un perfil profesional necesario para los propósitos centrales del sistema de salud. Además, la descentralización no se enfocó con la perspectiva del recurso humano necesario para su adecuada implementación. Sin embargo, la Reforma de 1993 amplió mucho el mercado laboral para los profesionales de la salud.
En 1997 el informe Harvard planteó el desarrollo de nuevas destrezas y habilidades ante las necesidades de las nuevas instituciones establecidas y advirtió que el personal del sector público no tenía los incentivos para hacer mejoras en las regiones más apartadas. Propuso 23 recomendaciones enfocadas a la planeación del talento humano, con prioridades formativas para la atención primaria, el trauma y la salud rural. Poco fueron atendidas.
El espacio de este editorial nos obliga a dejar para el siguiente, la continuación sobre este esencial tema que impacta el acceso a los servicios de salud de la población. La revisión del asunto debe continuar porque es amplio y porque el talento humano es el fundamento de los sistemas de salud y el que transforma en realidad este derecho fundamental. Será la quinta entrega de esta serie La foto y la película, sobre nuestro sistema de salud.