Editorial: incertidumbre
Director Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud
Incertidumbre, es la palabra que puede definir estos tres años de pandemia. Para fines de 2020 decíamos que era un año para no olvidar. El Covid -del que no hablamos hace varios meses- había tomado por sorpresa al mundo y nos evidenciaba la vulnerabilidad con la cual existimos, así como el destino común que tiene la raza humana. Difícil encontrar una situación que nos demostrara de manera tan manifiesta y en un mismo tiempo esas realidades. La pandemia nos expuso que los seres humanos no somos diferentes ante los riesgos inciertos que la naturaleza nos presenta.
En medio de esa incertidumbre por lo que apenas empezábamos a conocer, también fue cierto que la humanidad demostró capacidad para sobrellevar la adversidad. Hubo resiliencia de las familias, las comunidades, las organizaciones y las instituciones. Los avances científicos se empezaron a desarrollar con una rapidez fantástica y para finales de ese 2020 el mundo contaba con vacunas y medicamentos que se definían prometedores para controlar el virus. La solidaridad entre los investigadores fue fundamental para lograrlo; también la gran movilización de recursos humanos, científicos y financieros.
Sin embargo, el 2021 llegó a Colombia con el segundo pico de la pandemia y perdimos más amigos, compañeros y familiares cercanos. Pensamos que iba a ser el peor, pero no éramos capaces de vislumbrar lo que vendría con el tercero, a pesar de que las vacunas aprobadas por la OMS arribaron al país con bastante oportunidad en medio de las controversias sobre su eficacia y seguridad. Las redes antivacunas y sus campañas de desinformación no ayudaban en un entorno de escasez y el acaparamiento era evidente para las naciones más desarrolladas. La incertidumbre persistía y la solidaridad que habíamos visto al inicio de la pandemia se desvanecía ante los intereses de los países y el individualismo de las personas.
A partir de agosto 2021 la ecuación epidemiológica empezó a cambiar. La pandemia entró en otra fase y los casos y fallecimientos cayeron. Los contagios, la vacunación y el ciclo del virus explicaban lo sucedido. El año cerró con la demostración del beneficio que trajeron las vacunas junto a las medidas de autocuidado, aunque se vivió entonces un rebrote al inicio de 2022 por la variante Ómicron que apareció en el mundo. Por fortuna la mortalidad en nuestro país disminuyó sustancialmente en comparación con lo que había ocurrido antes.
En este año que termina la pandemia ha evolucionado en su comportamiento hacia una endemia, aunque la situación de China mantiene la incertidumbre. La OMS anuncia que para el primer trimestre de 2023 podría considerar el levantamiento de la emergencia mundial; el Covid, como se ha dicho siempre, permanecerá entre nosotros y habrá seguramente nuevos brotes que coincidirán con los picos respiratorios estacionales. La vacunación polivalente será necesaria para las poblaciones con mayor riesgo. Después del dramático primer año, cuando nuestro crecimiento económico se derrumbó en un 7 por ciento, en los últimos dos la economía ha mantenido una senda de recuperación a pesar de los nubarrones de la crisis internacional, la guerra en Ucrania y una creciente inflación, unida a una marcada devaluación de la que Colombia no se escapa.
Treinta y seis meses se completarán de esta pandemia que nos trajo muchas enseñanzas sobre la importancia de la salud pública para el desarrollo y la productividad nacionales y mundiales; enseñanzas que no pueden quedar embolatadas por las presiones para retornar a un statu quo que influyó bastante en la aparición de esta gran epidemia. El cambio climático, la deforestación y la protección de nuestra biodiversidad jugarán un papel fundamental en el futuro próximo y mediato de nuestro desarrollo y es claro que deberán tocar la institucionalidad y las políticas de nuestro sector salud y de la salud global. La democracia se encuentra en entredicho en numerosos países de occidente lo cual genera tensiones adicionales.
Los cambios que se anuncian por el nuevo gobierno en el país han aumentado la incertidumbre de la que el sector salud tampoco se escapa. Diagnósticos de la situación que pueden ser correctos, pero se acompañan de propuestas y señalamientos que luego deben ser aclarados o negados. Propósitos de reformas que en su mayoría no tienen claridad en el planteamiento, pero tampoco en su financiación y ejecución. Gestión errática en medio de un diálogo y concertación que no terminan de fluir. Así empezamos el 2023 que aguardamos aun con esperanza y toda la disposición para construir soluciones colectivamente.