Octubre 5 de 2012

Entre 18 y 24 millones de colombianos están expuestos a contraer la malaria o a morir a causa de ella, como quiera que viven por debajo de los 1.600 metros de altura sobre el nivel del mar. Y aunque la mortalidad por malaria ha disminuido en forma significativa en los últimos decenios, se ha revelado una tendencia al crecimiento de la morbilidad durante los últimos cuarenta años. En el último decenio las autoridades sanitarias en Colombia diagnosticaron aproximadamente un promedio de 160.000 casos de malaria por año, pero en 1998 ese número se incrementó a casi 250.000. En el mismo año algunos municipios ubicados en la costa del Pacífico notificaron tasas de incidencia mayores a 400 casos por 1.000 habitantes.

La costa del Pacífico, Urabá, la región del río Cauca bajo y la del río Sinú alto, así como los territorios de Orinoquia y Amazonia son las zonas con el riesgo más alto de transmisión de la malaria en Colombia. Habitadas por afroamericanos y amerindios, han sido reciente objeto de colonización por otros grupos atraídos por actividades ilegales, constituyéndose algunas veces en el epicentro de conflictos sociales.

Pero también factores como el desplazamiento y la pobreza en zonas rurales han contribuido a aumentar estos índices de morbilidad. Todo esto determina el establecimiento de diferentes etapas epidemiológicas en la transmisión de la malaria en este país: malaria endémica urbana, modelo de malaria estable en zonas rurales con conflicto social y sin conflicto social y malaria epidémica en zonas receptivas. Es por esto que se hace necesario comparar siempre las cifras de malaria y analizarlas por cada uno de los municipios afectados con el fin de tener una herramienta válida de priorización. Para el efecto, el Proyecto Así Vamos en Salud pone a disposición las cifras municipales de malaria desde 2000 a 2004.